Biografía
El tranquilo estilo de vida del pacífico creyente Sergey Korolev de Akhtubinsk se vio perturbado cuando los agentes de la ley llegaron a registrar su casa. Consideraron que las conversaciones sobre Dios eran una actividad extremista y lo enviaron a un centro de detención. En abril de 2023, el tribunal condenó al creyente a siete años en una colonia penal por sus creencias.
Sergey nació en 1973 en la ciudad de Penza. Tiene un hermano menor que es cazador y pescador. Su madre está jubilada. De niño, Sergey era aficionado a la fotografía, le encantaba hacer algo con sus propias manos y se inspiró en la revista llamada "Yunyy Tekhnik" que su madre solía encargar para sus hijos.
Sergey recibió una educación vocacional. Le gusta trabajar con sus propias manos: trabajó en la fabricación de muebles, reparación de calzado y con equipos fotográficos. Así, sus aficiones infantiles se convirtieron en su trabajo favorito.
Sergey vivió durante algún tiempo en las ciudades de Kuznetsk (región de Penza), Ulyanovsk, y más tarde se estableció en la ciudad de Akhtubinsk, que no está lejos de Volgogrado, donde viven los padres de su esposa.
En su tiempo libre, Sergey sigue siendo aficionado a la fotografía y la tecnología; Le encanta escuchar música y pasar tiempo con sus amigos. No descuida su salud haciendo entrenamiento con pesas, trotando y asistiendo a la sauna.
Desde su juventud a Sergey le encantaba leer y un día se encontró con un libro que hablaba sobre el origen de la vida y que el hombre fue creado para vivir para siempre. Leer este libro y conocer a los testigos de Jehová lo motivó a estudiar la Biblia y adquirió un propósito en su vida. En 1996, Sergey se convirtió al cristianismo.
En 2006, Sergey se casó con Yekaterina. Desde la infancia también se preguntó sobre el propósito de la vida y leyó mucho, desde Dale Carnegie hasta el Bhagavad Gita. Cuando empezó a estudiar la Biblia, quedó impresionada por la lógica del libro y por los consejos prácticos y principios que contenía. A Yekaterina y a su esposo les encanta cantar, pasear y viajar.
El repentino enjuiciamiento por su fe separó a una familia unida y fuerte. Los planes para visitar a la madre de Sergey, a quien no había visto durante dos años, tuvieron que ser cancelados. Cuando se enteró de que se había iniciado un caso penal contra su hijo, experimentó un estrés severo, lo que empeoró su enfermedad crónica. Aunque no comparte las creencias religiosas de su hijo, lo considera decente, modesto y cariñoso.
La madre está preocupada por la dura sentencia impuesta a Sergey. Yekaterina apoya a su esposo y trata de mantener una actitud positiva, a pesar de las dificultades.